24 marzo 2009

Sobre las ideas | Enrique Dans

Una canción es como una idea: su propiedad es un concepto complejo. Yo puedo tener una idea, pero en cuanto la cuento, la tienen todos los que me han escuchado. Para protegerla, solo puedo desarrollarla, y aspirar a hacerlo mejor que otros, porque las patentes no protegen simples ideas, protegen modelos más concretos.

En la música, una vez que alguien la compone y la interpreta, esa música está sometida a un concepto de propiedad igualmente complejo: nada ni nadie puede evitar que yo guarde una copia en mi cerebro, que la cante en la ducha o que la silbe mientras paseo por el parque.

Nada ni nadie podrá evitar que me la baje de Internet, porque el mismísimo protocolo con el que Internet está construido lo permite y anula completamente todo intento de restricción. Sin embargo, sí se puede impedir que otros exploten comercialmente la obra, porque eso deja una huella, tiene una trascendencia económica, y puede ser rastreado.

La propiedad en la música se refiere a su comercialización, no a su difusión. Pensar en modelos de ingresos en función del número de copias en una economía en la que todos podemos hacer copias a coste nulo es engañarse a uno mismo.

No hay comentarios: